Fantasmas

Hace unos meses escribí una nota en mi teléfono y pasó que después la nota desapareció (Quizá fue borrada accidentalmente). Sinceramente no recuerdo que decía, solo recuerdo la frase con la que concluía: “Los #fantasmas duelen más de lo que asustan.”

Y al hablar de fantasmas me refería a #recuerdos, personas e incluso #sentimientos pasados. Siempre pasa qué hay una temporada de nuestra vida en que todas las luces se apagan y hay que vivir con la poca luz que irradiamos nosotros mismos. Aprendemos a vivir con nuestra propia chispa y aunque al principio es bastante complicado, pasa que los seres humanos fuimos diseñados para #sobrevivir o adaptarnos a todo. Nunca es el fin del mundo, el mundo no se cae a pedazos tan fácil y tampoco nosotros, aún cuando sentimos que es así.

Después se encienden todas las luces y el camino se hace más nítido, y es más fácil andar. A veces volteamos a ver la parte del trayecto en la que solo éramos nosotros y la luz que irradiábamos, pensamos en lo complicado que fue caminar hasta este punto, pero que valientes fuimos todos al no quedarnos varados en la nada. Caminamos lo suficiente para considerarnos #valientes. En algunas ocasiones no sé si podría soportar otra obscuridad más, pero muy dentro de mi sé que soy capaz de eso y de más. La #oscuridad solo da miedo si no sabes prender la #luz.

Los fantasmas duelen más de lo que asustan. Pero prefiero que duelan a que asusten. El miedo paraliza, el dolor nos hace fuertes.