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El día uno

  • Foto del escritor: Carolina Celayo.
    Carolina Celayo.
  • 21 feb 2019
  • 2 Min. de lectura


En un año hay dos extremos: el día uno y el día 365. Muchas veces lo qué pasa el día uno y lo qué pasa el día 365 no es tan importante como lo qué pasó el día 68, el día 173 o el día 284. Lo realmente importante es la historia que transcurre entre estos días, muchas veces es esa misma historia la que no se cuenta.


El año de la mayoría de la gente empieza el 1 de enero y su termina el 31 de diciembre. La historia que quiero contar no empieza en esta fecha; mi año empieza el 4 de mayo.

Antes de que se hagan ilusiones, el 4 de mayo un día común y corriente, no recuerdo que algún 4 de mayo haya significado algo para mi: nadie que conozca cumple años, no se celebra nada en mi país, nada interesante me ha pasado un 4 de mayo. Lo mágico del calendario es que nos permite hacer de cualquier fecha algo memorable.

Yo elegí el 4 de mayo, cada 4 de mayo me escribo una carta que vuelvo a abrir un año después, justo el 4 de mayo. La primera vez que la escribí fue para desahogarme; recuerdo que sabía que lo mucho que me dolían las cosas en ese momento algún día pasarían, porque sentir dolor es inevitable y podría decir que también es sumamente necesario; el punto es que estaba tan segura que las cosas un día dejarían de dolerme, porque así lo han hecho siempre, se abre una herida y después se cierra, y no porque después desaparezca quiere decir que nunca existió, al contrario, existió, dolió, sano.

Mi segundo 4 de mayo fue muy diferente, ya no estaba triste, así que no hablé de heridas. Esta vez me dediqué a hablar más de mi, y para serte sincera, no recuerdo que dice la carta, lo sabré este 4 de may

o. Solo recuerdo que sobre todo me conté mi vida, contarte tu vida es animarte a explorarla de otra forma.


Mi día uno empezó el 4 de mayo, lo qué pasa entre el 4 de mayo y el 3 de mayo, esa es la gran historia.

Cuando me escribí mi carta, había cosas que no esperaba que pasaran porque no tenía ni idea, había cosas que tenía muy claras. Creo que sobre todas las cosas que pasan en un año, las que más se disfrutan son aquellas que no te esperas, que no planeas, casualidades les dicen, punto de no retorno le dicen en escritura.

Mi punto de no retorno, no puedo estar más agradecida por ese punto de no retorno. El punto de no retorno puede hacernos llorar, reír, enojar, estresar, pero sobre todo nos va a hacer crecer y las cosas más valiosas que le pasan a una persona son aquellas que la hacen crecer. Las oportunidades se buscan, las casualidades te encuentran, y hay casualidades tan grandes que se convierten en puntos de no retorno.

El primer día no empieza con el día uno.

Mi primer día empezó un 4 de mayo.

El primero día de esta historia, inició un 4 de mayo.



 
 
 

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