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Aquello a lo que tú decidiste llamar destino

  • Foto del escritor: Carolina Celayo.
    Carolina Celayo.
  • 22 mar 2018
  • 2 Min. de lectura


Muchos definen al #destino como una fuerza que está por encima de nosotros y que nos empuja a una sucesión inevitable de acontecimientos, de las cuales no se puede escapar.

¿Crees en el destino? No te pasa que conoces a alguien de una manera poco ordinaria o quizás tienes un poco de suerte y se lo adjudicas al destino, o bien, tal vez las cosas no te salieron como esperabas, te equivocaste y entonces pareces rendirte ante el universo y dices “bueno, quizá no era mi destino” o peor aún “fue cosa del destino”.

¿Realmente fue el destino?

Stephen Hawking dijo una frase que en lo personal, me parece brillante:


“Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle”.


Si tienes un destino ¿por qué miras la calle antes de cruzar? Según el destino no importa que hagas o digas, vas a terminar haciendo exactamente lo que tenías que hacer en el momento exacto que tenías que hacerlo. Eso te resta poder sobre tu vida y tus decisiones ¿no crees?

Esto implica que jamás eres libre, tu no tomas tus decisiones, crees que las tomas.



Las personas buscamos nunca hacernos responsables de nuestras acciones y decisiones, si podemos echarle la culpa a alguien irremediablemente lo hacemos y cuando no hay nadie a quien culpar, sucumbimos a culpar al destino. El destino no es más que solo el nombre coloquial que decidimos otorgarle a la falta de responsabilidad que tenemos ante lo que hacemos.

Es de otra manera buscar coincidencias en nuestras vidas y conectarlas hasta encontrarle un sentido al lugar o posición en el que estamos en este preciso instante.

Seguro miras hacia al pasado recurrentemente y realizas estas conexiones que yo llamo: mentiras que nos contamos a nosotros mismos para sentirnos mejor, “tenía que estar aquí porque era mi destino”. Estás aquí porque para bien o para mal tú lo decidiste. Debo admitir que también hago esas conexiones, pero al terminar entiendo que aquello a lo que yo llamo destino soy yo.

Yo soy mi propio destino, yo soy quien lo construye, yo soy quien decide.

Si todos tenemos un destino, si esto es verdad ¿por qué juzgamos a la gente por lo que hace? Ellos no lo controlan, su destino era ser así. No funciona de esta manera.

Entiendo que en un mundo en el que la magia solo existe a través de libros o películas animadas, buscar conexiones a aquellas #casualidades es inevitable, por muy racionales que seamos lo hacemos.

Si toda nuestra vida ya está escrita entonces carece de sentido.

No me atrevo a volver a citar al destino, quiero ser yo quien escribe la historia, quiero no escudarme, quiero ser responsable, quiero ser libre, no quiero ser marioneta, quiero ser mis decisiones, quiero ser valiente, quiero vivir la vida que yo quiera, quiero mirar al cruzar la calle, quiero ser a quien yo llame destino. Yo soy mi propio destino.

Quiero terminar con una frase de Carl Jung:


“Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú lo llamarás destino.”


Yo soy mi propio destino.

Y tú, ¿a qué le llamas destino?



 
 
 

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